Si un amigo es un tesoro
cualquiera estaría ufano
teniendo en Facebook un coro
de trescientos espartanos.
Pero ya ni en el avión
podemos desconectarnos:
hay que tener un millón,
igual que Roberto Carlos.
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Si un amigo es un tesoro
cualquiera estaría ufano
teniendo en Facebook un coro
de trescientos espartanos.
Pero ya ni en el avión
podemos desconectarnos:
hay que tener un millón,
igual que Roberto Carlos.
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Como en el famoso cuento
del “Príncipe” Monterroso
soñó el geek algo espantoso:
que despertaba un día incierto
y en lugar de su smartphone
seguía allí el dinosaurio…
del 2001 un iPod
sin internet, sin bluetooth,
sólo funciones de audio.
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