La ola de calor heleno
arrasa el Mediterráneo
chamuscándonos el cráneo
a los quemados severos.
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La ola de calor heleno
arrasa el Mediterráneo
chamuscándonos el cráneo
a los quemados severos.
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No vendo biblias, no creo
en ningún dios verdadero
ni en ninguna trinidad.
Ni tampoco, la verdad,
en siete pecados, pero
ni mucho menos
(ni más)
creo en los diez mandamientos
ni en cien o mil otros credos.
Y siendo tan descreído
nunca el milagro creí
de alcanzar el objetivo,
con solo un mes transcurrido,
de visitantes diez mil.
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Teníamos unos managers
que eran de La Cuenca,
uno medio calvo
y otro con coleta.
Nos cogieron de conjunto
de corte moderno
con las intenciones
de forrarse al momento.
Salimos en el FIB,
con dos cojones,
a tocar al mismo tiempo
que los Strokes.
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(Inspirado en «Los Managers» de Kiko Veneno y Pata Negra)
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Si la hipoteca te aplasta
y lloras a los banqueros
a todo te pondrán peros,
porque un trillón no les basta:
«¡No podemos ganar menos!
¡Más gana uno, más gasta!»
Su rescate apoquinamos
a tocateja los mismos
que les confiamos la pasta:
los indignados, los primos.
Y ahí siguen, encantados
de no habernos conocido.
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Sufren mucho los surferos,
indignados con el tal
calentamiento global,
que campa ya por sus fueros.
Pasar de una calma chicha
a lluvia y mar montañosa
así, como si tal cosa,
les hace un lío la picha.
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Lonely Planet, Trip Advisor,
chollo-viaje en internet
sin gastar mucho parné
si te lo montas tú mismo.
Pero después, alma cándida,
no te quejes como Gila:
«Si hoy es martes, esto es China.
¿O la muralla de Ávila?»
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Crisis en Airbag Pneumatics:
no tienen nuevas patentes.
«¡I+D+i! ¡Inventen!.
¡O mejor: copien, que es gratis!»
les ordena el Presidente.
Para no inventar, copiaron
y se cruzaron los cables:
2.000 airbags vendieron
pero en su lugar montaron
2.000 muñecas hinchables.
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Solo sé que no soy nadie,
doctor.
¡Qué galleta me han devuelto
al poner
mi nombre en estos dos templos
del saber!
Se me antoja insoportable
el dolor,
la vacía levedad
del no ser.
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